Experimentar una amputación de alguna parte del cuerpo puede generar cambios significativos en la persona afectada, no tan solo a nivel físico, sino también a nivel psicológico, inclusive si se trata de niños. Una amputación trae consigo distintas preguntas que, a la vez, son acompañadas de emociones fuertes. Por eso, es importante recibir apoyo psicológico tras la pérdida de una extremidad.
Aunque en la mayoría de los casos, la intervención psicológica ocurre en la fase de adaptación, lo más apropiado es comenzar la terapia psicológica desde antes de la amputación, especialmente con niños. Así se podrá minimizar el trastorno de adaptación y tener una recuperación emocional y física mucho más saludable. Mientras más pronto el paciente reciba el apoyo y la educación acerca de qué esperar, mejores serán los resultados, en especial cuando son niños.
Las amputaciones en los niños, aunque son menos comunes, pueden ser, además de congénitas, debido a una enfermedad, a una infección generalizada (sepsis), a un accidente o a una complicación de una cirugía. Independientemente de la causa, los niños con amputaciones pueden experimentar ciertas complicaciones psicológicas, como ansiedad, depresión, angustia e impotencia; emociones generadas tanto en la escuela como en el hogar.
Por eso, es importante que el niño se sienta apoyado en su entorno más próximo: su familia, su apoyo principal. La familia juega un papel fundamental en enseñarle al niño a aceptarse como es, a aprender de lo que es capaz y a afrontar el futuro y romper con las creencias de quienes les digan que no podrá ser un niño como los demás. Asimismo, la familia es el pilar del niño a la hora de sobrellevar complicaciones físicas, como problemas con el socket, problemas en la piel, problemas en la postura, problemas en el desarrollo musculo esquelético, dolor de espalda, patologías de cadera y rodilla, lesiones cutáneas del muñón (como enrojecimiento y rotura superficial de tejido, comezón, micosis, forúnculos, neuroma y sensibilidad cicatricial) y gasto de energía mayor (ya que con una amputación realiza una marcha de pasos cortos, por lo que necesita mayor cantidad de pasos para cubrir una superficie y, además, debe controlar la prótesis, el equilibrio y el desplazamiento del centro de gravedad).
¿Cómo puedo mostrar apoyo?
La amputación de una extremidad es un proceso largo y para toda la vida. Entre más personas apoyen al niño y brinden un acompañamiento adecuado, mejor. Lo importante es que todos los miembros de la red de apoyo sean pacientes, escuchen al niño y se coloquen en su lugar. Cada proceso es un aprendizaje para todos, el niño y su red de apoyo. Asimismo, es importante entender que el tratamiento de los niños con una amputación debe ser uno interdisciplinario que incluya médico de cabecera, terapista físico, terapista ocupacional y psicólogo. Proveerle al niño toda la ayuda profesional necesaria, sin estigmas, también es una manera de demostrar apoyo. Y, finalmente, siempre, siempre, siempre demostrarle al niño que puede hacer todo lo que se ponga en mente y que, aunque los obstáculos existen, siempre se pueden superar. De esta manera, fomentaremos su independencia y su autoestima.
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