La pérdida de una extremidad ciertamente es un cambio de vida. Y el impacto psicológico de la amputación puede ser tan significativo como los desafíos físicos que enfrenta el paciente. Por eso es importante entender el proceso de adaptación para prepararse para su nueva realidad, tanto del tiempo de recuperación y curación como también para la rehabilitación y movilidad. En la mayoría de los casos, la intervención psicológica ocurre en la fase de adaptación. Sin embargo, es clave que comience desde antes de la propia amputación para minimizar el trastorno de adaptación que surge en casi todos los casos y así tener una recuperación emocional y física mucho más saludable. Mientras más pronto el paciente reciba el apoyo y la educación acerca de qué esperar, mejores serán los resultados.
Uno de los problemas más difíciles que ocurre durante el proceso de adaptación es perder el sentimiento de independencia por tener que depender de otros, incluso para las necesidades más básicas. Durante el proceso de rehabilitación pueden surgir sentimientos de pérdida de autoestima, de confianza en sí mismo, entre otros síntomas que afectan sus emociones y entorno..
Cuánto cambia la vida después de una pérdida de una extremidad depende de variables que hacen que los desafíos que enfrenta cada persona sean únicos. Sin embargo, independientemente del motivo por el que se le practique la amputación, es muy posible que un amputado pase por las mismas fases psicológicas que otras personas. Es importante que sepan que otras personas ya han pasado por una experiencia igual. Algunas maneras de prepararse para una amputación son:
- El paciente debe darse permiso para sentirse mal porque tienen motivos, y también para descubrir que existe un proceso de superación.
- Sacar tiempo para hablar con su familia y/o pareja: El paciente debe sacar los sentimientos y comunicarse con sinceridad. Una discusión ayuda a reducir la ansiedad y ayuda a las familias a planificarse por adelantado, manteniendo el sistema de apoyo del paciente-familia y amigos involucrados e informados.
- Mantenerse en contacto con recursos de ayuda profesional: Resulta muy positivo que los pacientes tengan desde el principio a varias personas con quién compartir sus dudas o miedos ante el proceso que van a padecer. Así se sienten apoyados, validados y tienen la certeza de que, durante su tratamiento cuentan con un equipo de profesionales que los ayudan en todos los aspectos de su recuperación y adaptación, además de brindarles apoyo físico, emocional y psicológico. Estas ayudas profesionales y grupos de apoyo le ayudan a fortalecer la Inteligencia Emocional del paciente y familiares. El fortalecer la misma, ayuda a desarrollar destrezas para resolver las complejidades en el entorno social y emocional.
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